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SI el duelo duele, entonces...

En algún momento de nuestra vida, somos afectados por cambios extraordinarios que modifican nuestra vida. Hoy vamos a hablar del duelo. Por lo tanto, nuestra relación con la muerte, de ahí sus vicisitudes y el tiempo a atravesar del tiempo de perdida.

Hay avances, pero estos nada agregan a los recursos simbólicos necesarios para que dicho transito, duela menos.

Al no poder ser desplegados, por lo tanto ocurre un desamparo en el interior y en la dinámica de la vida, hace muy difícil enfrentar este momento existencial.

El discurso actual que predomina, y hace ya un tiempo ha empezado a modificar nuestros lazos sociales y afectivos, nuestra relación con la vida, va a contramano para que haya duelo. Hoy es mas pregnante,: que haya olvido, no tengamos memoria. Eso, vende.

Hasta los ritos fúnebres van desapareciendo.

Si la muerte del otro deja un vacio donde no hay posibilidad de reparar con la inmediatez temporal, ni con palabras que van mas a mitigar una urgencia que a la lógica del inconsciente del sujeto, no hay duelo, hay olvido o represión.

Entonces, es contando con los tiempos subjetivos y la lógica que nos hace ser hablantes, hacia donde ubicaremos la brújula de elaboración.

Ya que en nuestra vida cotidiana y su entorno, el mundo al que se pertenece, no hay lugar para ubicar, esa libido que el otro se llevo al dejarnos. Se fue y quedo sin amarre, suelta, loca.

El malestar en la cultura, aloja hoy, el HAY que ser FELIZ, tenemos que ser positivos, lo mejor esta por llegar, entre otros conceptos; y para obtener este estado hay que: consumir, viajes, distracciones, cambiar el humor, ofrecimiento que va por el orden actual.

Como consecuencia, aquel que esta de duelo, al tener poco espacio para duelar, y estar falto de la escucha conveniente (la del inconsciente) y sus tiempos psiquicos, hace síntoma.

Se intensifica la farmacología, la psicología estatal, de duelo, ni hablemos. Es mas si tiene una duración de mas de tres meses, es implacable el juicio: patológico.

Entre tanto, se transforma en imperioso eliminar el dolor psíquico y también ,físico.

El imperativo social exige, distraerse, viajar, hacer cosas, moverse,” ya que todo lo cura el tiempo”…

Pero hay otro recorrido. Si introducimos el trabajo de duelo acorde con el tiempo lógico del inconsciente y sus leyes, nos encontramos con otros resultados. Pues esta clínica nos da a saber que, muchas veces un duelo puede estar detenido en síntomas, malestares, formas de vida penosas y no queridas. Muchas veces no relacionamos con el duelo estas dolencias y modificaciones penosas de la vida; será muy probable que en el devenir de un análisis esa parte del duelo no elaborado, se manifieste y se pueda empezar a vivir una vida menos dolorosa.

Quiero agregar, que este texto se centra casi en su totalidad en la pérdida real de un ser querido, también vale para cuando un acontecimiento X, en la vida desencadena un duelo no hecho por los padres perdidos de la infancia, la propia infancia, ocurre muchas veces cuando caen las expectativas o ilusiones que nos sostenían en el proyecto de vida.

La atención flotante y el arte de la escucha que está en relación al bien decir, como lo plantea Lacan en su Seminario 11, abre otra dirección que posibilita una dirección con otra lógica, una lógica que no es del orden de la medicina, ni la psicología, es la escucha del inconsciente a través de sus producciones: sueños, chiste, olvido, equivoco, el traspié del lenguaje.

Así podemos pensar posible en acompañar en la complicada tarea de duelar. 

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