Puede suceder, y de hecho es muy frecuente, que en algún momento alguien cercano a quien apreciamos se encuentre en una relación tóxica. Hay muchos escenarios posibles de esta clase, así que pondré uno de ejemplo:

María comenta que su amiga Laura está en una relación tóxica, pues hace unas semanas ha vuelto con el ex novio, Julio, quien desde antes la celaba constantemente, ya sea si se juntaba con amigas, si se vestía con determinada ropa, si no contestaba mensajes rápido, etc., de modo que constantemente le decía: “Sos una puta, seguro vas a levantar tipos con tus amigas”, “¿Para qué salís con esa ropa?, ¿Para qué te maquillas tanto? Seguro que querés que te levanten…”, “Tus amigas son todas putas, y vos debés ser como ellas…”. A su vez, esta persona estaba obsesionada con las redes sociales, de modo que cualquier comentario o situación en la que aparecía “su” novia era  motivo de discusión, a tal punto de que en un momento de acusaciones insensatas ella decide terminar. Pocos meses después se vuelven a ver, él le cuenta que tuvo relaciones con varias mujeres, ella le cuenta que sólo una vez con una persona surgió algo que no tuvo continuidad y a partir de allí ella comenzó a “enfermarse” de celos temiendo que él vuelva a estar con otras mujeres, sobre todo porque ahora él empezaba a salir más seguido a bares y boliches con los amigos. A todo esto Laura, cada vez que las amigas la invitan a salir, decide ir con Julio, ya que él insiste en ir, y ella, porque no se quiere pelear ni que él salga y conozca otras chicas, accede a llevarlo. María agrega además, de que en estas salidas él se comporta como un ser poco o nada sociable, que se encarga de “vigilar” todo lo que hace Laura, haciendo sentir incómodo a todo el grupo de amigas. Ellas le plantean la situación a Laura, pero esta responde: “Tienen que aceptar que venga conmigo, pues son mis amigas”

Entonces María, en el afán de ayudar a su amiga, incluso desde su propia experiencia (ya que a su vez María misma ha estado en una relación tóxica intentando durante años que la pareja cambie sin tener éxito), intenta hacerle comprender que él no va a cambiar, como así también le recuerda que estaba mejor sin él. Desde luego, a pesar de hablar numerosas veces de este tema con Laura, María no logró que su amiga pueda superar esta relación (o sea tampoco logró que la otra persona cambie). 

Bien, ¿Cómo puedo entonces ayudar a alguien que se encuentra en una situación así? 

Comprender los motivos por los cuales alguien puede estar en este tipo de relación implica hacerse verdaderos cuestionamientos. Esto va para los dos integrantes de la relación, ya que ambos son víctimas de una serie de condicionamientos que los impulsa a actuar de este modo, a pesar de que el mismo conlleve un importante grado de sufrimiento. 

Ahora bien, cuestionarse no es fácil, implica poner en duda las creencias con las que uno se relaciona con el mundo, por lo que es necesario estar dispuesto a aceptar que las cosas pueden no ser como uno cree y por ende aceptar que para estar bien uno debe cambiar.

Muchas veces hay cierta comodidad en el padecer, de modo que el proceso de cambio, ya sea iniciando algún tipo de terapia o indagación interna, iniciará cuando la incomodidad llegue a un punto en el que no se pueda soportar y se decida hacer otra cosa.

En el caso del ejemplo, no basta con que María hable con su amiga, pues ella también debe ACTUAR. Es necesario que María y el grupo de amigas no acepten determinadas conductas, por ejemplo, que el novio vaya también a las salidas. ¿Por qué? Porque al hacer esto, ellas transmiten el mensaje tácito de que “está bien que él venga”, pues aunque en el discurso expresen su desacuerdo, en el accionar no lo hacen, permiten que esto suceda, por lo tanto actúan como cómplices de la escena. Es necesario que alguien pueda poner LÍMITES. 

Recién ahí, es posible que Laura se haga una pregunta, que Laura tenga que decidir: “¿Dejo de verme con mis amigas o enfrento la situación?”. Recién ahí, tras PERDER ALGO (las salidas con sus amigas por ejemplo) es cuando Laura se verá obligada a elegir, a mirar hacia adentro: “¿Qué es lo que quiero?”.

Desde luego esto no garantiza que Laura tome las decisiones que tenga que tomar, o que pueda reflexionar sobre lo que quiere. Sin embargo es lo mejor que las amigas pueden hacer, lo que no implica cerrarle la puerta, pues ellas estarán allí para ella, pero no para él, o mejor dicho, para lo que ni él ni ella pueden soltar.