El paso del tiempo influye de manera diferente y produce distintos efectos en cada persona. Aunque la edad resulta ser un dato importante, no alcanza para determinar la forma de vivir, la salud y las condiciones de trabajo de los sujetos. Es decir que, existen factores familiares y sociales que impactan directamente en el envejecimiento de los seres humanos.
Rolla dice que “se envejece como se ha vivido”.
En nuestra sociedad es habitual equiparar la vejez con la enfermedad, la declinación, las limitaciones físicas e intelectuales, las deficiencias y el deterioro. Sin embargo, esta etapa tiene potenciales diferentes y únicos: mayor serenidad, sabiduría dada por la experiencia y creatividad, al servicio de una mejor calidad de vida.
La vejez es una etapa vital de la evolución humana así como la adolescencia o la niñez; sin embargo, a diferencia de éstas, se trata del período menos explorado. Por eso, es fundamental no interpretar cualquier cambio comportamental como signo de deterioro, es importante conocer y entender las particularidades de cada etapa antes de diagnosticar, de lo contrario, se puede caer en la errónea denominación de patologías inexistentes.
En la clínica es común escuchar al anciano hablar, recordar, recrear y revivir acontecimientos pasados. Frente a esto, la familia suele reconocer el deterioro mental del viejo, en lugar de poder disfrutar del relato. El aumento de reminiscencias es un mecanismo habitual de esta época y es una forma de prolongar la propia existencia, es tanto es un modo de transmitir la propia historia de generación en generación.
Otra forma tiene que ver con la creatividad: pudiendo expresar todas aquellas capacidades que se fueron acumulando a través del tiempo. Eso es lo que potenciamos y “explotamos” en los Talleres de Arte Terapia. A partir de esta disciplina, realizamos un trabajo terapéutico poniendo en juego recursos de las artes plásticas. Es un espacio que va más allá de las aptitudes y entrenamientos artísticos de cada uno; es decir, se trata de un lugar para la creatividad, la emoción y la reflexión.
¿Quién no experimentó en algún momento de su vida que determinados problemas o sentimientos eran difíciles de expresar a través de las palabras? En este sentido, el Arte Terapia favorece otro modo de comunicación simbólica.
La vejez puede ser un buen momento para consumar proyectos que por diferentes motivos quedaron pendientes, para desarrollar capacidades adormecidas u olvidadas, dándose la posibilidad de sentirse útiles y vivos.
El objetivo, es trabajar para crear un puente entre la tercera edad y el instinto de vida, sintiendo que la vida aún vale la pena de ser vivida.
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