Ella está en su casa...no sabe qué hacer, todo la aburre, se sienta frente a la tele… parece que la mira, …y no, intenta tejer... tampoco… no encuentra nada que la haga sentir mejor… 

Hace bastante tiempo, que vive sola, ¡tanto que ya no recuerda cuanto! 

De a poco fue perdiendo las ganas de salir, de arreglarse, de cambiarse...

Sus amigas la llaman, la invitan a salir, a armar algún programa… al principio decía estar enferma, después, que tenía cosas que hacer, hasta que llegó a no atender el teléfono para no enfrentarlas. Con el tiempo dejaron de llamarla. 

Su familia, se enojaba porque siempre encuentra algún motivo para no ir ni a visitarlos, ni a los encuentros familiares. 

Su vida quedaba reducida a: ir a trabajar, hacer las compras y regresar a   casa, …además, ¡¡haciendo un gran esfuerzo para lograr esto!!

Ella decía con frecuencia: "nadie entiende lo que me pasa, no tengo ganas!" 

Lo cierto, es que todos estos pensamientos negativos, recurrentes, devastadores, faltos de energía y de esperanzas, esta sensación de vacío, que nada lograba modificar, la llevaban cada vez más al encierro y al silencio. 

El silencio...  es un enemigo que la va sumergiendo poco a poco, día a día a la desesperanza y a la falta de comunicación con los otros y con ella misma. 

Poder pedir ayuda, poder aceptar muchas veces que no podemos solos cambiar situaciones como estas, es el primer gran paso, Ese necesario para romper el circulo que nos lleva a días grises, opacos y sin sentido, y comenzar a transformarlos, para tener así, una mejor calidad de vida, que nos lleve a disfrutar de cada momento.

Hay muchas personas cerca nuestro, que, quizá no ven que poco a poco se sumergen (lo gradual, lleva al acostumbramiento, y es por eso queda casi naturalizado, el desgano, la apatía, la abulia (falta de voluntad).

¡Pedir ayuda, es el comienzo… todo eso se puede transformar…comencemos a trabajar para pensar y sentir que se puede! ¡Porque eso es posible!