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Los Padres en la Adolescencia

En ocasiones recibimos en la consulta a los padres de un/a adolescente, quienes se encuentran perdidos y desesperados por el atravesamiento de esta etapa que pone en jaque a toda la dinámica familiar.

Es importante, tener en cuenta esto: la adolescencia del hijo/a “obliga” a los padres a retransitar su propia adolescencia, motivo por el cual, si esta última no fue experimentada para que haya dejado algún capital de vida en los padres difícilmente se pueda retransitar la del hijo de manera óptima.    

Por otro lado, cada adolescencia es diferente en tiempo y en la subjetividad de quien la atraviesa, motivo por el cual, haber transitado la adolescencia no es garantía de poder comprenderla.   Frente a esta encrucijada: ¿Qué se puede hacer frente a un hijo/a que cambia tantas veces que se vuelve imposible seguirlo?... Acompañarlo, es la primera respuesta.

Entender que los cambios del cuerpo van más rápido que el aparato psíquico en revolución pueda procesar, es una forma de entender sus cambios abruptos.  El/la adolescente debe realizar tres duelos para poder salir airoso de esta fase capital para alcanzar la madurez: duelo por los padres de la infancia, por el mundo infantil y la bisexualidad.  Es tan grande el trabajo que debe realizar el joven, que se lo considera un nuevo nacimiento. 

Sus padres quienes supieron ser sus grandes referentes se convierten en sus claros rivales porque el enfrentamiento no es contra ellos sino contra lo que representan: los padres de la infancia, etapa que deben sepultar para continuar hasta la adultez. Realizar una elección sexual definitiva motivo crucial por el cual la identificación con una figura de referencia es fundamental.

Otras respuestas van desde respetar sus grupos de amigos, sus problemas que son de vida o muerte, su tendencia al acting out, su estallido hormonal, sus portazos y sus malas contestaciones, acompañar al adolescente sin volverse un amigo/a sino sostener la función paterna de acompañar poniendo el límite, que no es otra cosa que una nueva renovación de amor y un nuevo pacto con el hijo que ya no es el mismo y con los padres que deben actualizarse a ese inevitable cambio.  

 

Comentarios:

María rosa

15 de enero del 2019

La verdad es así tal como decís, lo que si entiendo en teoría me cuesta a veces aplicarlo. Pero es transformar..!

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