Empezar terapia es poder dar ese paso, elegir y planificar ese espacio que uno va a tener para dedicarse a uno mismo. A veces, es el único momento que tenemos para mirarnos un poco. Comenzar terapia es querer avanzar, progresar, derribar obstáculos, ganar batallas y conquistar otras, comenzar terapia es quererse a sí mismo.
Todos escuchamos alguna vez la frase: “Yo no necesito ir a un psicólogo” seguida de diversas explicaciones. Lo cierto es que cada uno tiene sus momentos para decidir comenzar, te pueden recomendar o exigir pero si uno no lo decide no es lo mismo.
Los nervios, la ansiedad, el no saber qué decir y cómo actuar antes de coordinar un turno con un terapeuta, son esperables y está bien que suceda.
En terapia, en esas cuatro paredes, se detiene el tiempo para trabajar en cada uno de nuestros pacientes. En terapia individual, el trabajo es en conjunto entre el paciente y el terapeuta. En las primeras sesiones se interiorizan sobre las dudas, los motivos por el cual se llega a ese espacio, los objetivos y se van generando acuerdos para luego trabajarlos de ahí en más.
¿Cuánto tiempo? El tiempo no es determinado, va a depender del motivo que se lleva a terapia, el tiempo que cada uno necesita, lo que va surgiendo que el paciente quiera trabajar. Puede que la persona venga por un tema muy puntual y no necesite trabajar con otros temas o quizás por haber avanzado, aparecen nuevas cosas para trabajar.
Por eso… vos tomas la decisión de comenzar.
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