Hace unos días, durante una consulta, una paciente vino a sesión muy angustiada porque se dio cuenta de que cada vez que se encuentra en una relación amorosa, nacen en ella inseguridades tan grandes que se le torna muy difícil disfrutar del amor: miedo al abandono, celos, desconfianza, estar pendiente del celular, fingir que no está pendiente, sentirse inferior. Ahora está comenzando una nueva relación y no entiende por qué alguien que apenas conoce puede hacerla sentir tan insegura. Cree que algo en ella no anda bien.
La respuesta a esa pregunta es compleja y son muchas las personas que tienen la sensación de que no sirven para el amor, de que siempre les pasa lo mismo, de que se repite su propia historia. Así, algunas personas creen que no están a la altura de su pareja, siendo el otro el espejo que le refleja lo poco que valen; otras que lo entregan todo y acaban decepcionándose porque no reciben lo mismo; existen quienes no se sienten amadas; quienes sienten que algo siempre le falta al otro; quienes temen ser engañadas y no pueden confiar; otras que son infelices y no pueden separarse. Y lo más doloroso es que todo es vivido con mucha frustración y malestar.
Sin embargo, detrás de estos sentimientos de fracaso amoroso, se esconden componentes emocionales muy personales que es necesario conocer para no repetir.
Si bien intervienen muchos factores como la cultura, la crianza y la dinámica de la relación, son principalmente las expectativas personales las que influyen en estas emociones.
Deseamos mucho construir nuestro proyecto de vida junto a alguien y cuando eso no ocurre o pensamos que puede terminarse, toda nuestra estabilidad se desmorona. Y es que las relaciones de pareja, ya sea que se tengan o no, pueden generar ansiedad.
La ansiedad es un estado mental y refleja el temor que sentimos las personas cuando creemos que algo malo podría pasar en el futuro. El componente de incertidumbre es muy alto porque no tenemos la seguridad garantizada en el futuro. Nadie sabe qué puede pasar mañana. Entonces, como las relaciones de pareja (aunque sean estables) son inciertas, la ansiedad se hace presente y nos vuelve muy vulnerables, nos expone, nos amenaza.
Ya sea que estés comenzando a salir con alguien, hayas formado una relación más formal, o vivas con tu pareja, sentirte ansiosa muchas veces refleja el miedo a perder a esa persona; y si por el contrario no estás en pareja pero deseás estarlo, esta emoción se traduce como miedo a no tenerla nunca.
La ansiedad es un síntoma que puede experimentarse con angustia o miedo. Pero todo síntoma cumple la función de darte un mensaje. Por eso, saber qué es lo que la genera y la sostiene te ayudará a conocerte y comprender tu manera de actuar.
Las razones dependen de tus sentidos más personales y el fin no es eliminarla sino aprender a manejarla. Sin embargo, como denominador común, aceptar cierto grado de incertidumbre en las relaciones de pareja, es fundamental y necesario para que te sientas más libre y segura en esa libertad.
¿Qué hacer? Una manera de afrontar este conflicto es dimensionando su magnitud. Para esto te dejo algunas preguntas que te pueden ayudar:
¿Qué es lo peor que podría pasar?
¿Cuáles serían las consecuencias?
¿Te ha ocurrido en el pasado?
¿Cuán probable es que ocurra ahora?
¿Cuán grave sería?
¿Qué diría de vos si eso ocurre?
El primer paso es asumir que hay algo que podés cambiar al interior de vos misma y dejar de buscar las respuestas afuera.
Si estás sintiéndote así, no dudes en escribirme contándome cuáles son los conflictos y situaciones que te preocupan.
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