Adoro los gatos...
Portan esa actitud de semidiós omnipotente que los hace dignos de admiración. De hecho, quien haya convivido con un felino habrá experimentado que su tendencia a obedecer sus propias reglas genera esa sensación de que el michi está al mando y el domesticado es uno... Por otra parte, su semblante soberbio y altivo también les genera miles de detractores.
Digamos que su nivel de egocentrismo los convierte en algo así como los Cristiano Ronaldo del reino animal, pero dejando un rato la neutralidad analítica de lado, los michis me caen muchísimo mejor.
Freud observó que había un punto en común en los gatos, los humoristas y los grandes criminales que los llevaba a producir atracción: su elevado nivel de narcisismo. Esto sería una especie de excesivo “amor propio” que resulta seductor, ya que muestran una gran complacencia consigo mismos y una actitud “inaccesible” que parece alejar de sí todo cuanto pueda empequeñecer su Yo.
Dejo al lector el ejercicio mental de pensar si alguna vez sucumbió a sentirse seducido por alguna persona de actitud inaccesible, el típico ser humano que parece que ni te registra…
"HIS MAJESTY THE BABY"
Esta frase perteneciente al nombre de una pintura (traducida: su majestad, el bebé), es empleada por Freud para designar a “lo que alguna vez nos creímos”. Su planteo es que todos atravesamos una fase narcisista en la niñez temprana. Debemos tener en cuenta que en líneas generales, en los primeros años de vida quienes nos rodean parecen estar al servicio nuestro y nos vemos libres de las preocupaciones mundanas. Con el paso del tiempo, van apareciendo progresivamente las frustraciones cotidianas, cuya despiadada función es bajarte de una cachetada a la realidad.
Freud plantea que la persona con personalidad narcisista suele resultar atractiva. Esto se genera debido a que “se envidia” a su poseedor por conservar en su actitud el estado de complacencia o beatitud que se resignó al abandonar la fase del narcisismo infantil. Cabe aclarar que en líneas generales la personalidad narcisista no deja de ser una cáscara para el exterior, ya que en el mundo interno nadie puede cumplir con ese “ideal de completud” que se abandonó en la temprana infancia.
Ahora bien… ¿Qué es el narcisismo? El orígen del término se remonta al mito de Narciso, una historia perteneciente a la mitología griega. Hay varias versiones del mito, pero acá va el refrito “made in Córdoba”:
En un lejano e inexistente tiempo, un vidente llamado Tiresias predijo a la ninfa Liriope que su hijo llamado Narciso, viviría muchos años siempre y cuando no se conociera a sí mismo. Narciso resultó ser una auténtica "tormenta de facha", motivo por el cual era admirado por hombres y mujeres en su juventud. Esto lo llevó a tener una conducta arrogante que lo indujo a ignorar el encanto de los demás y por supuesto, romper un par de corazones.
Al parecer, las despechadas griegas no eran moco de pavo en ese entonces, puesto que una de ellas deseó fervientemente que Narciso supiera lo que era el sufrimiento ante un amor no correspondido. Dicho y hecho... Narciso fue a parar a un lago que reflejaba su imagen, por lo que se enamoró de sí mismo. El nivel de fascinación ante su belleza era tal que Narciso dejó de comer y dormir. Para colmo de males, cada vez que deseaba aproximarse a su reflejo, la imagen desaparecía haciéndole experimentar las peripecias del desamor. Incapaz de separarse de su reflejo, Narciso termina muriendo arrojándose al agua, por así decir, ahogado en su propia imagen.
En 1914, Freud cita el concepto de Narcisismo de P. Näcke, que lo designa como
“aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena”.
Esta definición de Näcke estaba asociada a una conducta de tipo perversa, no obstante Freud da un giro conceptual, y plantea que el narcisismo es una etapa normal del desarrollo de las personas, dejando de concebirlo como algo ligado a la perversión.
La teoría freudiana comprende que pasamos por una fase de narcisismo infantil, en la que la libido está concentrada en nuestro propio cuerpo, seguida de un periodo en el que nuestra libido comienza a enlazarse al resto de las personas y objetos del mundo.
Ahora bien, la libido se parece bastante al dinero, si te ponés en regalón con los demás, queda menos cantidad disponible para uno mismo… A Freud no se le escapó esto y observó que el “amor propio” (libido del yo) y el amor por los otros (libido de objeto) conviven al mismo tiempo, pero mientras más se acrecienta uno, más se empobrece el otro. Así, el estado de enamoramiento (amor hacia un otro) puede llevar a una resignación del amor propio. Bonita explicación metapsicológica para algo que en el barrio te lo resumen sin anestesia con un contundente “estás hecho un salame”. El contraejemplo se da en el delirio de grandeza, en el que existe una gran concentración de libido en el yo, y queda poca disponible para el resto del mundo. Por ejemplo, si en mi delirio megalomaníaco me creo descendiente directo de Napoleón, el resto de las personas y cosas se vuelven insignificantes para mi.
Por otra parte, Freud nos dice que a la hora de elegir una pareja nos basamos en dos modelos:
-A quienes nos brindaron alimento, cuidado y protección (figuras paternas)
-A uno mismo (elección narcisista). Bajo esta premisa, no importa tanto amar, sino ser amado,y se elegirá a una persona cuyos rasgos se emparenten con uno mismo, con lo que uno mismo fue, o con lo que uno querría ser.
Se detectan además atisbos del narcisismo en el amor por los hijos, puesto que se considera que fueron parte de uno mismo. Por ello, es frecuente que los padres desean (en muchos casos inconscientemente) que sus hijos puedan cumplir los sueños que ellos mismos no pudieron satisfacer.
Para concluir, quisiera destacar que en la actualidad se dan ciertas condiciones sociales que generan una especie de pandemia narcisista. Existe un culto generalizado a la propia imagen, investida además de un ideal de perfección. El bombardeo de selfies en las redes sociales y los filtros fotográficos que esconden las patas de gallo simulando un cutis de bebé, dan cuenta de ello.
Un dato interesante: un estudio de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche revela que al menos 379 personas murieron entre enero de 2008 y julio de 2021 por ponerse en situaciones riesgosas en busca de "la selfie perfecta". Si algo nos enseña el mito de Narciso es que la fascinación por la propia imagen puede llegar a ser intoxicante. En el otro extremo, resignar el amor propio para dedicarse a satisfacer la demanda de los demás conlleva consecuencias originadas por el empobrecimiento del Yo.
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BIBLIOGRAFÍA
· Freud, S. (1914). Introducción al narcisismo.
· Linares M, Santos L, Santos J, Juesas C, Górgolas M, Ramos-Rincón JM. Selfie-related deaths using web epidemiological intelligence tool (2008 to 2021): A cross-sectional study. J Travel Med. 2021 Oct 20:taab170. doi: 10.1093/jtm/taab170. Epub ahead of print. PMID: 34668557.
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