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¿Qué es el Mindfulness?

¿Cómo nace el Mindfulness?


El Mindfulness es una de las técnicas psicológicas transdiagnósticas pertenecientes a la denominada “tercera ola” o “tercera generación” dentro del campo de la Psicología. Su creador fue John Kabat Zinn,? quien recibió su doctorado como Ph.D en ?biología molecular? en 1971 del ?Massachusetts Institute of Technology?. Por su parte, sus prácticas de zen, yoga, y sus estudios con diversos maestros budistas lo condujeron a integrar partes de esas enseñanzas con las de la Ciencia occidental, creando la técnica de Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena (REBAP).


Aparece este, como uno de los primeros diálogos entre las prácticas de Oriente y la medicina de Occidente. Lo relevante de dicho intercambio es que Oriente aporta enseñanzas milenarias con muchos años de experiencia y Occidente, por su parte, y gracias al actual avance de las Neurociencias, permite acceder a una comprobación científica de lo que ocurre a nivel cerebral, cognitivo, emocional y comportamental, a través de la aplicación de la técnica y, fundamentalmente, a través de la práctica de la misma; es importante generar el hábito ya que se lo considera como un estado mental (sincronización de movimientos y creación de patrón de activación cerebral que genera la posibilidad de repetirse en el futuro). De esta forma y gracias a ella, podemos conocer la interacción mente-cerebro.



¿En qué consiste?


A partir de esto, el principal objetivo de Kabat-Zinn fue difundir la técnica de Mindfulness para la sociedad y personas con enfermedades médicas. La premisa general de dicha práctica consiste en meditar centrando la atención en el momento presente y en cómo se vive dicho momento. Siegel (2007) reduce los objetivos de Kabat Zinn en 3 características: apertura, aceptación y amor. Algo imprescindible para esto es tener amabilidad para cuando la mente comienza a dispersarse (una buena estrategia es poner el foco en la respiración y en las sensaciones fisiológicas); poder traerla a eje nuevamente sin juzgar y librándonos de aprendizajes anteriores, es decir, abriéndonos 100% a la experiencia presente, en estado casi puro (“mente principiante”); apertura a la incertidumbre, como consecuencia de dejar caer los conocidos juicios previos; tiene que ver con tomar cierta distancia de los pensamientos para poder observar más objetiva y abstraídamente (el Mindfulness opera perceptualmente). Esto tiene que ver con que un pilar fundamental del Mindfulness es la ecuanimidad: desprendimiento, soltar, desapego.


Sin embargo, lo mencionado es, en la mayoría de las veces, muy difícil debido al procesamiento “arriba-abajo” (Engel, Fires y Singer, 2001). Este procesamiento es útil porque procesa y clarifica rápidamente la información que llega al cerebro, facilitando la toma de decisiones involucradas en la supervivencia. Sin embargo, esto implica un filtro categórico a los estímulos sensoriales recibidos. De esta manera, se resalta lo conocido y se atenúa el aspecto novedoso de las situaciones vividas. Por otro lado, dicho filtro, no es únicamente aplicado a actividades cognitivas, sino también a percepciones más inferiores como son las corporales o los estados emocionales. Es debido a todo esto que se destaca la importancia de la práctica y los efectos de esta en la estructura cerebral con el paso del tiempo, gracias a la neuroplasticidad que poseemos en nuestro cerebro. Incluso, el hábito de practicar Mindfulness puede llevar a una nueva noción del self, modificando nuestra identidad y forma de ser (auto-conocimiento, insight) y por ende, nuestra forma de relacionarnos con los demás; desde una manera compasiva.



¿Qué beneficios trae?


El objetivo de practicar la Atención Plena consiste justamente en focalizar a la misma ejercitando la inhibición selectiva (función ejecutiva), la cual nos permite rechazar estímulos irrelevantes de una situación. También se estimulan la atención sostenida y focalizada que dan lugar a la concentración de forma consciente. Esto genera, junto con la curiosidad (como consecuencia de la apertura a la incertidumbre y el desprendimiento), cambios cognitivos los cuales, a su vez, se relacionan con la noción de “mente principiante”.


Debido a todos estos motivos mencionados es relevante tener en cuenta que el Mindfulness por sí solo puede ser terapéutico para cualquier tipo de persona que se sienta agobiada, estresada o que simplemente quiera llevar una vida consciente y plena. Ya que además de todo lo descrito previamente, la Atención Plena, activa las neuronas espejo, relacionadas con la empatía (sincronización gamma y comunicación sincronizada con otras mentes). Es por esta razón también que el Mindfulness practica la compasión, hacia uno mismo y hacia las demás personas: bondad amorosa. Por otro lado, aumenta la actividad en la ínsula (pensamiento abstracto, toma de decisiones, integración de información emocional y perceptiva,etc.), expande el umbral de dolor, fortalece el sistema inmune (asociado a la disminución de la producción de Cortisol, hormona relacionada con el miedo y el estrés) y estimula la actividad prefrontal (regulación corporal y emocional, modulación del miedo). Esto, a su vez se relaciona con que en la práctica de Mindfulness predomina la actividad cerebral anterior izquierda, asociada a estados de ánimos positivos y una mayor reactividad a los estímulos emocionales positivos.


Además, esto genera una mayor habilidad para afrontar adecuadamente estados de ánimo negativos y para suprimir voluntariamente el afecto negativo (asimetría prefrontal y disposición afectiva). Paralelamente, la activación de esta zona prefrontal izquierda está relacionada con la activación del bienestar eudaimónico predominantemente sobre el hedónico, es decir, en relación a la autoaceptación, altos niveles de autonomía y control del ambiente y existencia de un sentido vital y de un propósito en la vida.



Usos y Aplicaciones


Resumiendo, de su práctica continuada se derivan una serie de efectos terapéuticos como son los de la exposición, la mejora de los mecanismos de autocontrol y  auto-regulación, la aceptación, los cambios cognitivos, la integración de los aspectos disociados del self?, ?la relajación y la clarificación de valores y el desarrollo espiritual (Pérez y Botella, 2007).


Sin embargo, cuando de trastornos se trata, se considera al Mindfulness como un componente más dentro de un tratamiento de terapia cognitivo conductual (así como a la psicoeducación, la activación esquemática, la reestructuración cognitiva, la exposición graduada en vivo, etc.) Ciertas terapias lo aplican en los tratamientos como por ejemplo en la ACT (terapia de aceptación y compromiso), reducción de estrés (MBSR), terapia conductual dialéctica (para trastornos límite de la personalidad) y la terapia cognitiva basada en Mindfulness. Es así que la Atención Plena se ha comprobado como un componente eficaz para distintos tipos de trastornos psicológicos como la Ansiedad, la Depresión, el Estrés, el Trastorno por Estrés Postraumático, el Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastornos alimentarios, Abuso de sustancias y Trastorno límite de la personalidad. Además, también resulta terapéutico para otro tipo de afecciones médicas como la Diabetes, el Dolor crónico, la Fibromialgia, el Cáncer, la Psoriasis, Enfermedades cardiovasculares, Epilepsia refractaria y lesiones cerebrales traumáticas.

 

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 Referencias Bibliográficas:


- Engel, A. K., Fries, P. & Singer, W. (2001). Dynamic predictions: Oscillations and Synchrony in top-down processing. Nature Reviews Neuroscience, 2: 704-716.

- Kabat-Bat-Zinn, J. (2007). La práctica de la atención plena . Barcelona: Editorial Kairós.

- Linehan, M. (2003). Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad

- límite . Barcelona: Paidós.

- Pérez, M. A., Botella, L. (2007). Conciencia plena (mindfulness) y psicoterapia: concepto, evaluación y aplicaciones clínicas. Revista de psicoterapia, 66/67, 77-120 .

- Siegel, D.J (2007) The Mindful Brain. Norton & Company. New York. London.

- Vicente, S (2006). Mindfulness y Neurobiología. España: Revista de psicoterapia ?Vol. 17, No. 66-67, 2006 .

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