"-Dígame, doctor, ¿es usted psicoanalista?
-No exactamente; más bien soy psicoterapeuta -respondí.
- ¿A qué escuela pertenece?
-Sigo mi propia teoría; se llama logoterapia.
- ¿Podría describirme, en pocas palabras, en qué consiste?
-Si -dije-, pero antes, ¿podría usted definirme el psicoanálisis?
He aquí su respuesta:
-En el psicoanálisis, el paciente se tiende en un diván y cuenta cosas que no son agradables de decir.
Su enunciado me dio pie a una improvisación:
-En la logoterapia, en cambio, el paciente permanece sentado, bien derecho, y tiene que oír cosas que no son agradables de escuchar".

Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido

Muchas veces, la persona que consulta llega pidiendo un tipo de tratamiento u otro. A veces porque es lo que conoce ("quiero hacer psicoanálisis porque en otras ocasiones me funcionó"), y otras veces, porque alguien se lo recomendó ("me recomendaron que haga terapia cognitiva-conductual"). 

En mis años de recorrido de académico y de mano de mis pacientes, aprendí que no hay "la mejor terapia" o "la mejor teoría", sino "la que mejor va funcionando" (porque es un proceso en permanente movimiento) para esa persona particular en ese momento particular de su vida.  

Acostado, sentado, de manera presencial o virtual, cada teoría acerca sus ideas a una práctica posible desde donde busca acercarse a la dimensión humana. 

Es importante entender que durante ese encuentro se origina una dinámica única que involucra los cuerpos físico, mental, emocional y el alma. Eso lo convierte en un ambiente complejo y diferente a cualquier otro.

En definitiva, lo fundamental creo, no es con qué escuela teórica una persona haga su terapia, sino que en ese espacio de autoconocimiento pueda encontrar resonancia en el vínculo con el/la terapeuta. 

Esto no es igual a decir "el/la terapeuta me cae bien", sino realmente creer y sentir que de esa dinámica vincular se trabaja para generar sentidos novedosos.

Personalmente creo que de eso se trata el proceso terapéutico: de "pactar" frente a un otro diferente, para iniciar un nuevo lenguaje sobre uno mismo y también, con uno mismo.